lunes, 1 de diciembre de 2014

LIBERACIÓN A TRAVÉS DE LA MEDIACION


-         LIBERACIÓN  A  TRAVÉS  DE  LA  MEDIACIÓN -

¿Qué ocurre cuando una persona tiene un conflicto con alguien de su entorno y no encuentra la manera de resolverlo? Normalmente se instala en esa persona una inquietud que le impide estar cómodo, a gusto, y condiciona su satisfacción personal, incluso profesional, y su vida.

Si el problema surge con alguien que vive al lado, la situación a veces se convierte en una losa; y la gran inversión en dinero e ilusión que supone la compra de una casa se convierte en un motivo de frustración. Cuando la situación llega a un punto en el que interviene un juez es que la situación no tiene retorno; pero ¿Realmente una sentencia judicial elimina el problema y mejora la situación?

Las personas somos seres increíblemente creativos, capaces de lo peor, pero también de lo mejor. Si un tercero dice cómo hay que resolver un problema entre personas, aunque sea respetando la ley; hay muchas posibilidades de que las personas afectadas guarden una lista de agravios que volverán a poner de manifiesto a la menor ocasión; sencillamente porque no han podido sacarla durante el juicio.

Esta situación tan cotidiana, parece que es antigua, muy antigua; tanto que hace siglos se resolvió con una figura: la mediación. En otros artículos del blog se cuenta un poco como ha sido su historia, pero ¿Cómo es una mediación?

Pues una mediación comienza con la preparación específica del mediador, porque con sólo buena voluntad el mediador no puede hacer mucho; enseguida las partes creen que da la razón uno o al otro, o no conduce el diálogo de forma conveniente y todo el intento de solución se malogra.

Hay mediadores naturales, cierto; en los pueblos la figura del Juez de Paz es un ejemplo, pero ¿qué habilidades tiene que tener un mediador? Son muchas las convenientes, y todas van dirigidas a fomentar el diálogo, pero si tuviésemos que elegir serian: saber escuchar y preguntar;  e incluso hablar lo justo, y ya puestos, saber utilizar los silencios. Los protagonistas son las partes, nunca el mediador.

¿Cómo hacer una mediación? El mediador pregunta inicialmente a las partes por separado su versión de la situación, y a veces se encuentra que las partes tienen identificado el mismo problema y otras que el problema para uno o para el otro es distinto. Aquí el mediador ( y durante todo elproceso) no tiene que dar ni quitar la razón sólo intentar comprender cómo se sienten las partes y qué es lo que ha ocurrido. Una vez que se han desahogado, hay que evaluar si el asunto es mediable o no; la mayoría de las situaciones lo son. Uno de los momentos cruciales de la mediación es convencer a quien no ha tomado la iniciativa de mediar, de que se avenga a hablar.

 

¿Y dónde se desarrolla el diálogo? Siempre en un terreno neutral. El número de veces que hay que reunirse puede variar, pero con tres o cuatro sesiones en total es suficiente para llegar a un acuerdo o para desistir. En este caso es conveniente recordar los avances que se han logrado aunque no se llegue a un acuerdo definitivo.

Cuando se ha informado a las partes de cómo se va a desarrollar el diálogo, pues dejar claro las reglas (dejar hablar, establecer turnos, respeto etc.) es esencial, comienza lo importante: el diálogo.

El mediador suele hacer un resumen muy corto de la situación y pregunta si están conformes con la descripción del problema. El mediador va a comenzar evitando palabras tales como problema, conflicto etc. Y comienza a usar diferencia, controversia etc. Pregunta quién quiere comenzar primero y recuerda las reglas.

Conducir la mediación va a requerir saber llevar a las partes a sacar las emociones, a poner de manifiesto cómo se han sentido, cómo se  sienten y cómo les gustaría sentirse. Hasta que no se “vacíen emocionalmente”, no van a ser capaces de crear soluciones y alcanzar acuerdos.

Centrar a las partes en las soluciones y no permitir que vuelvan a enredarse en analizar situaciones que no aportan soluciones, sólo puntos de vista diferentes, es una habilidad esencial; pues tampoco se puede cortar radicalmente ese diálogo si es importante expresarse para una de la partes. Es esencial manejar los tiempos y aclarar el camino a la mejor solución para todos.

 

Centrar el diálogo en la mejor solución para todos, es la labor del mediador. Son las partes y sólo ellas las que deben decidir cómo es la solución.

Cuando dos o más partes encuentran una solución a una situación de conflicto se sienten liberados (resolutio significa liberación, lo re-suelto), pues se liberan de una situación que los tenía atrapados; y eso hace posible que las personas puedan estar más satisfechas. Incluso felices. Lo que no es poco.

 

 

Celia Butrón

Mediadora y Abogada

Voluntaria del Servicio de Mediación Vecinal de Rivas-vaciamadrid.